A GUERRERO.
En los montes del sur Guerrero un día alzando al cielo su serena frente animaba al ejercito y al combate otra vez los conducía, en tanto su padre con tenaz porfía lo estrechaba en sus brazos tiernamente y en el delirio de su amor ardiente, sollozando a sus plantas le decía, ¡Ten piedad de mi vida desgraciada, vengo en nombre del rey, tu dicha quiero, poderoso te hará dame tu espada...¡jamás llorando respondió Guerrero, tu voz es padre para mi sagrada mas la voz de mi patria es lo primero!
No hay comentarios:
Publicar un comentario